Desde que Henry Ford revolucionó el mundo de la manufactura con su segmentación del trabajo, la especificidad en las tareas ha ido en aumento. Existe una alta especialización en todos los sectores y se ha instaurado la máxima de que, para ser eficiente, el trabajo tiene que ser autónomo, desarrollarse en paralelo y funcionar de manera simultánea.
Sin duda, la segmentación del trabajo permitió optimizar infinidad de procesos en el pasado. Pero hoy, en un mundo interconectado y dinámico, se hace difícil mantener esas lógicas estancas. Cada vez es más necesario entender los procesos productivos de una manera global y sistémica. Y plantearlos, en lugar de como una suma de partes, como un conglomerado entrelazado, donde los vínculos y las sinergias entre actores se erigen como más relevantes que los propios actores.
En este libro, Matías Birrell actualiza la teoría de sistemas,
planteada desde el MIT durante las últimas décadas del siglo pasado, y la integra con la teoría de las restricciones (TOC) de Goldratt, para aplicar sus conclusiones en el siglo XXI. Su propuesta se opone al axioma de que hay que segmentar una empresa para poder gobernarla y nos anima a entender que una mirada global permite un grado de sincronización que no persigue optimizar procesos concretos, sino fomentar una cultura colaborativa y sinérgica que constituye los pilares de un modelo empresarial cibernético; donde todo está interconectado y aceptemos, de una vez por todas, que las partes son inevitablemente interdependientes del sistema. Solo de esa manera podremos dejar de estar anclados en el pasado para imaginar las empresas del futuro.