íPsicoanálisis! íDiagnóstico! íFórmula! Mordería la mano del psiquiatra que pretendiese destriparme privándome de mi vida interior; no se trata de que el artista no tenga complejos, sino de que sepa transformar el complejo en un valor de cultura. La frase no es de Néstor Sosa. Es de Gombrowicz, que se resistía a pensar en entrar en análisis. Probablemente hiciera bien. Probablemente un análisis lo hubiera desgombrowiczianizado y hoy no lo leeríamos de la misma manera. No podemos saberlo, claro, pero sí jugar con esa historia contrafactual.Sí sabemos, en cambio, que Gombrowicz leyó bastante psicoanálisis, que leyó Freud. Y que se parecía a Lacan por lo menos en cuatro cosas. La primera es que ambos se rodearon de jóvenes. Lacan en sus seminarios; Gombrowicz en sus tertulias de café; ambos para trascender, para ubicarse en una posición de padres un poco desamorados, ajenos pero filicidas. La segunda es la provocación, la provocación incesante, intensa, potente, incómoda, agresiva, inclemente.