Hacer, desde el psicoanálisis, nuevas lecturas, implica volver a la letra. A los modos de aventurarse de cada uno de los autores por los textos borgeanos, a implicarse en las distintas versiones, importunar lo dicho en el punto en que se vuelve clave de un saber. A esa lectura volvemos, no como axioma de lo novedoso, sino, recuperando el destiempo, la incorrección, la detención, el tropiezo con la letra.